martes, 30 de octubre de 2012

Casi 900 km....

Es la distancia que es capaz de recorrer alguien para reírse de mí
en mi cara...
Es alguien con quien suelo hablar por teléfono... y ahí ya el cachondeíto es importante... pero debía saberle a poco, y se vino hasta donde yo estoy.
Y creo que se ha divertido este fin de semana largo...

Ahora más en serio (aunque lo de arriba no es coña) da gusto cuando una tiene amigos así.
Un día te ves mal, y sueltas mil bengalas de S.O.S. Y una de esas mil es atendida. Por regla general, suelen ser atendidas siempre por los mismos, y este caso no iba a ser menos: hay un amigo, amigo desde hace una burrada de años, que ha estado ahí cuando lo he dejado con alguna pareja, cuando me ha apetecido simplemente verle, cuando he tenido algún bajoncillo moral... De esos amigos de los que se dice que son "la familia que elegimos". Por eso le elegí para padrino en mi boda... se lo ha currado más que al que le tocaba por tradición, y más que mucha gente. Tengo mucha suerte.

Bueno... se da, además, la favorable circunstancia (para mí) de que es alguien casero, y no hemos tenido que estar "de turisteo", porque no tenía yo el cuerpo para mucho meneo...

Hemos salido, sí... pero a comer. Así que ni en ese sentido ha dado "tarea". Y cuando no hemos salido, lo hemos pedido a una empresa de catering a domicilio, o hasta ha cocinado él, como el último día, en que nos ha preparado un pollo asado exquisito.


Imaginaos cómo olería para que Mordisquitos tuviera esta cara de súplica:


A pesar de que he sido la peor anfitriona imaginable (según los libros de expertos en la materia) no se ha quejado ni un poquito. Se ha reído, pero no se ha quejado.

No le he puesto bouquet d'accueil, me he pasado media visita en pijama, no le he dado un regalo búmeran, les he abandonado bastantes ratos para descansar y les hemos paneado a todos los juegos de mesa con que hemos amenizado las  lluviosas veladas.

Empezó ganando Dani a Mundodisco, le seguí yo (e hice doblete), 
y después también gané al Capitán Alatriste.


Así se les quedó la cara a los perdedores...:

 

El sábado se nos unió Gabriela, y entre jugar a Mundodisco, charlar, lo del cambio de hora, hablar de gatos... nos dio el domingo.
Fue una tarde-noche-mañana muy divertida.

Estuvimos enseñando al visitante lo bien que cuidamos por aquí a los michines, y no sólo los de casa...


Bueno, en algún momento tuvo que llegar la despedida... Pero espero que no tardemos en repetir (y esta vez, estemos al completo los mundodisqueros).



No hace mucho le discutía a alguien que el dinero no es lo más importante en la vida (aunque contar, cuenta bastante...). Ésta es la prueba: todos los millones de euros del mundo no son capaces de comprar esto. La pena es que estemos tan lejos (y a mí me cueste tanto viajar) y no podamos repetir más a menudo. Pero ha sido uno de esos fines de semana que te dan calorcito, aunque fuera hayan bajado 10ºC las temperaturas justo estos días.

martes, 23 de octubre de 2012

Divas rebeldes

Las 7 protagonistas de estas 7 vidas rebeldes, cada una enmarcada en lo que su época consideraba "rebelde" me han hecho sentir, todas, admiración, fuerza... y algunas se han convertido en un modelo a seguir en muchos aspectos, directamente.

Además, nunca hubiera pensado que tenía tanto en común (en cuanto a forma de pensar) con alguna de ellas. Ha sido una lectura realmente curiosa.


De María Callas sabía bastante poco. Que era una voz impresionante y ella tenía fama de excéntrica. Su historia me ha parecido muy triste: desde la influencia de su madre, muy dura pero sin la que no hubiera llegado a lo que fue, hasta su "cuelgue" absoluto por un hombre... Cuesta creer que una mujer, una diva de su talla, pase por las mismas miserias que cualquier otra... Siempre te imaginas que, o tiene al que quiere, o realmente no le afecta tanto... No porque no se enamore de verdad, sino porque su autoestima debe tener cierto nivel... Si una mujer como ella tiene la autoestima baja... las demás ¿qué deberíamos pensar de nosotras mismas?


La historia de Coco Chanel es de las que más me ha gustado: me ha fascinado su carácter, que junto con su talento fueron las claves de su éxito. Una mujer fuerte, firme, ambiciosa. Un ejemplo, según yo lo veo.
Me ha puesto más ancha que larga leer alguna frase suya y ver que coincide con lo que yo pienso hace tiempo... Por ejemplo:

"Me gustan las joyas falsas porque las encuentro provocativas 
y pienso que es una vergüenza ir de aquí para allá con el cuerpo cargado de millones por la simple razón de que una es rica. 
La finalidad de las joyas no es hacer rica a la mujer que las lleva sino adornarla, lo que no tiene nada que ver".

Absolutamente de acuerdo. Y más, sabiendo las guerras y los crímenes que hay a cuento de esas "piedras preciosas". No es que vaya rechazando broches de esmeraldas y diamantes por la vida, pero prefiero 5 pares de pendientes del Bijou Brigitte por 15 € que 1 par por 1.500 €. Para empezar: si los pierdo, me da El Soponcio. (Por cierto, ahora que han descubierto un planeta de diamante, veréis cómo evoluciona el tema del viaje espacial... ¡cómo somos!). 


Avergonzada reconozco que de Wallis Simpson conocía el nombre y poco más. Sabía que tenía algo que ver con el mundo del lujo, con algún hombre poderoso... pero ni en broma imaginaba la que lió la americanita. Y además... por lo que he leído, ni siquiera correspondía a los sentimientos de Eduardo VIII. Simplemente se dejó querer. Y cuidar. Y vivió bien. Porque, como inaugura la sección del libro dedicado a ella, diría:
"No tienen ni idea de lo difícil y agotador que es representar toda una vida un gran amor".
Es decir, una arpía, que la llamarían en mi pueblo... Permite que el hombre renuncie a su trono (vamos, él lo hizo sin consultarla, pero algo vería de correspondencia en la otra persona para tirarse a la piscina de esa manera) cuando no le quiere de Esa Manera. Sólo quería vivir bien.
Este tipo de persona, sea hombre o mujer, me pone enferma...


Respecto a Eva Perón me han quedado algunas dudas, pero tampoco ha despertado mis simpatías... Mucho  defender al pueblo, a sus "Descamisados", y criticar a "Los Oligarcas", pero menudos modelacos y menudas joyas... Se comportaba como una oligarca, pero creyéndose buena actriz (y por su éxito debió serlo), su falsa modestia hizo que, hasta con un Christian Dior con diamantes incrustados la identificaran como la reina de los Descamisados.
Trabajadora era, pero en lo que trabajaba era en construir su mito, me parece a mí...


A Barbara Hutton no la conocía. No sé si había oído hablar de ella, pero desde luego no lo había retenido.
Y por lo que he leído de ella, me ha caído bien... ha despertado mi ternura... "Pobre niña rica" que sólo tenía dinero. No hace falta tener mucho más, si a ese dinero le acompaña buen juicio y una autoestima en los límites de la normalidad... pero eso no lo compra el dinero.
Todos sus matrimonios, toda la gente que la rodeó y no la quiso lo suficiente como para ayudarla... Sólo querían sacarle dinero y sacar partido de su trato. Es algo muy triste. Eso hunde la moral de cualquiera, claro... y si ya de por sí no tenía unos cimientos demasiado firmes, pues aquí tenemos el resultado... Una mujer podrida en dinero. Y ya.


Con Audrey Hepburn es, creo, con la que más identificada me he sentido. Sus miedos, sus inseguridades... (desde luego no ha sido por su estilazo).
La suya es una de las historias de este libro que más tristes me han parecido... Valía su peso en oro y más, tanto por talento, como por belleza, como por su humanidad. Pero consiguió poco de lo que se propuso y montañas de lo que no se propuso ni, en realidad, le interesaba demasiado. Aún así estaba agradecida, supo aprovecharlo y sacar lo positivo de todo ello. Una conducta a aprender, desde luego.


Por último, Jackie Kennedy... Tampoco de ella sabía demasiado... Pero, a pesar de que parece realmente tener una maldición por perder a tanto ser querido en condiciones tan trágicas, también me ha gustado saber de ella que era una mujer preparada, preocupada por su formación y por no ser sólo una estupenda ama de casa, sino una persona lo más completa posible en todos los aspectos: cultural, emocional, familiar... Me ha parecido un personaje fascinante. De hecho, no sé demasiado (vale, no tengo ni pajolera) acerca de política norteamericana, pero creo que una mayoritaria parte del éxito profesional (en las urnas y, posteriormente, en el desarrollo de sus funciones) de su marido se lo debe a ella. A ella, a la mujer a la que engañaba de forma constante. Esta es la única parte que no me ha cuadrado de este personaje: según dicen en este libro, a ella no le importaban esas infidelidades mientras no se hicieran públicas. No me pega nada con una mujer tan entera, tan válida. Aunque puede que en esta forma de pensar haya bastante influencia de la educación que le dieron de pequeña (ahí si la educaron para ser una perfecta esposa).



Como decía al principio: vidas memorables, llenas (algunas sólo de dinero), que merece la pena conocer. 
La narrativa no es brillante, pero sí suficiente.

sábado, 13 de octubre de 2012

El Apagón

Bueno, pues otra vez al Alameda anoche... a ver si sacan la tarjeta de fidelización pronto y me dan puntos para una Coca-Cola y esas cosas que nos hacen ilusión a las coleccionistas de tarjetas fidelizatorias.

"El apagón" es una obra divertida, una comedia de enredo con un tipo de humor simplón, muy "Benny Hill". Es decir, humor del de desconectar el cerebro, olvidarse de preocupaciones, complicaciones ni complejidades argumentales y reírse. (Había un señor un par de filas detrás de nosotros que debió estar al borde del infarto por carcajada. Le iba a dar algo.)
A mí no es el tipo de humor que más me gusta (soy algo especialita y repelente, ya sabéis), pero aún así pasé un buen rato, no me reí de continuo, pero algún punto sí me hizo soltar la carcajada, y ante todo me divirtió el show que montan, y la estupenda interpretación de la que hacen gala.

Uno de los motivos que me movió a comprar la entrada, al leer el argumento, es ver cómo podían hacer entender al público (sin decirlo directamente) que, aunque el escenario estuviera iluminado, ellos estaban en pleno apagón y no veían ni torta: no se veían ni unos a otros. Es algo que desde el minuto 1 queda claro gracias al juego de luces invertidas: cuando se supone que ven, está a oscuras, y cuando se supone que no ven nada, está perfectamente iluminado... cuando se supone que ven un poquitín hay penumbra.

También me parecía interesante ver cómo se supone que actuamos cuando creemos que no nos ve nadie, y ahí la interpretación resulta un pelín exagerada para mi gusto. Debo decir que, salvo el papel del padre de la novia, un militar de mal carácter, que me pareció ya demasiado-demasiadísimo, los personajes están fenomenal, y de ellos destacaría el papel de la vecina, Miss Furnival, bordado por Aurora Sánchez, y el de Harold, interpretado por Diego Molero, que, para mi gusto, ilumina la obra desde que aparece: hasta que llegó su turno de salir a escena para mí la obra no era demasiado divertida, salvo por algún golpe de Miss Furnival... pero desde que llegó Harold, el vecino... mejoró enteros.

Ver a uno de los GRANDES (para mí), Gabino Diego, encima del escenario, también tenía su aquel, y la verdad es que no defrauda nada: está absolutamente metido en el papel, en ningún momento me dio la sensación de interpretación (salvo cuando "se caía" y esas cosas, claro), y eso, para mí, define a un actorazo. Como ya me he soltado, y me he aficionado a saludar a los artistas al final, me hubiera encantado quedarme a saludarle a él, pero tenían otra función una hora después: no procedía.
(Para los que veáis Modern Family: 
Gabino Diego es Luck de mayor... ¿que no?)

La obra dura en torno a una hora y media, y como digo, es un continuo de golpes de humor simplón: no paran en ningún momento.


Bueno, y por petición del público inauguro etiqueta en el blog: Crítica gastronómica.
Y aprovecho que anoche salí para incluirla aquí:
Estuve en un local de Benalmádena que me gusta bastante, por su ambientación y por su carta. La atención es muy buena también.

Se llama "Érase una vez...". Con ese nombre, claro, es ideal para ir después del teatro...

Siempre que voy allí pido la Fideuá "00" al nero di sepia con gambas pil-pil con una copita de buen vino. Y algo más, generalmente, pero ése es "el obligado".

Tienen cocina original y de calidad tanto para picotear como para sentarse a comer "con cuchillo y tenedor" y terminar hartito. La vinoteca es muy buena, y también tienen cocktails, que aún no he probado, pero no será por falta de ganas. Espero no tardar en hacerlo.

Así que, si pasáis por Benalmádena, os recomiendo que hagáis paradita allí.

lunes, 8 de octubre de 2012

El poderío materno

Hay algo que aprendí hace mucho, vi los primeros casos (crueles incluso a veces) en mi propia familia. Las madres, como seres humanos, tienen defectos, y uno de ellos (que no tienen todas, afortunadamente) es disfrutar del placer, la sensación de poder, que debe suponer dirigir los afectos de otro(s) ser(es) humano(s).

Así, he visto muy cerca cómo alguna madre, por inquina personal o simplemente porque no le caiga bien cierta persona (familiar o no) va dirigiendo y manipulando la información que les llega a sus hijos acerca de esa persona, y poco a poco, por más que la otra persona quiera a esos menores y se esfuerce en demostrarlo, va dando forma a lo que piensa (y por tanto siente) el niño hacia el tercero en discordia, y en la mayoría de los casos afectando a esa relación para siempre.
No sé si en estos casos son conscientes de que, quien resulta más afectado, es el niño, no el objeto de su manía personal (aunque sí le pueda doler algo, desde luego). Quiero pensar que el disfrute de la "orientación afectiva" o la manía a la otra persona no se lo deja ver.

Evidentemente, mi opinión al respecto está entre la repugnancia hacia ese comportamiento materno y la pena hacia las dos partes: madre y churrumbel(es).

Una persona que prioriza sus simpatías personales ante el bien y la correcta educación de sus hijos debe andar
bastante tocada por la zona de la autoestima, y desde luego el ser humano que está formando va a cojear más que yo... aunque no se le note al andar.

Esto vuelve a tocar el tema que muchas veces comento: mi opinión de que los padres biológicos deberían superar las mismas pruebas que los adoptivos para poder quedarse con lo que venga.
En casos como éste, probablemente la madre 
no pasara del primer psicotécnico.

jueves, 4 de octubre de 2012

Mi botón "secreto"

Bueno... "secreto"-"secreto" no es... Y desde ya digo que, a quien le guste la idea, la puede copiar sin problema... A mí me resulta práctica.

Todos tenemos gente en nuestra vida que, o no aporta nada, o lo que aporta no es agradable, interesante, productivo... ni positivo en ninguna de sus facetas. Y cada uno decide qué hacer con esas personas, qué puesto darles en su vida: enemigos, molestias, amargura... o hasta disfrute, que de todo hay en la Viña.

Hace ya un tiempo yo activé un botón dentro de mí que cierra compuertas. Cuando me topo con alguien así en mi vida, simplemente presiono y la compuerta se cierra (cuando me lo puedo permitir, claro).

Familiares, vecinos, amigos que desengañan o que simplemente van dejando de serlo, que la amistad no tiene por qué ser eterna...

Me gusta tener la relación más agradable o interesante posible con quien me relaciono, o al menos que esa relación aporte algo: no siempre es el dulce lo que ayuda a crecer. Cuando veo que no es así... a veces lo intento por otro camino, o a veces directamente "cierro compuertas". Según mis ganas, mi interés en la
relación en particular y otros muchos factores.

Que cierre compuertas no implica enemistad, odio, venganza, enfado ni nada. En realidad es exactamente eso: no implica NADA. Ni bueno ni malo. Simplemente, mantengo a esa persona fuera de mi vida (lo más "fuera" que permitan las circunstancias).
Curiosamente, me he encontrado con reacciones algo extrañas: a veces, una vez cierro compuertas, la otra parte me declara la guerra (a la que no suelo responder, ya no me merece la pena), o se dedica a intentar hacerme saltar, Dios sabrá por qué... ¿Qué interés pueden tener en ello? Bah, cosa suya.

Como experta cabezona, suelo tardar en tomar la decisión, a veces tengo que tener delante de mí un póster 3D que enumere los motivos por los que esa persona no me interesa en mi vida. A veces tardo demasiado. Hasta sufro en vano por ser lenta. Pero mis compuertas, una vez cerradas, es dificilísimo volver a abrirlas. Al igual que me cuesta decidir cerrarlas, me cuesta decidir abrirlas. Y si imperiosos tienen que ser los motivos que me lleven a pulsar el botón... mucho más imperiosos tienen que ser los que me hagan cambiar de idea, porque para cerrar compuertas tengo botón, pero volver a abrirlas... tiene que ser a pulso. De hecho, creo que sólo he cambiado de idea 2 ó 3 veces en mi vida.

A mí me funciona, me siento en paz: cuando decido que no me interesa seguir manteniendo el contacto con alguien, no me convierto en su enemiga, ni me peleo, ni me dedico a eternizar la relación puteándonos mutuamente y convirtiéndola en una guerra interminable. Eso supone un desgaste tremendo. No. Cuando veo que alguien no me interesa cerca, cierro compuertas, y a otra cosa, mariposa.

Ah, nuevamente quiero especificar (para evitar malos entendidos debidos a extrañas susceptibilidades) que este post no va dirigido a nadie en concreto. Es un tema del que he estado hablando con una amiga, y me ha apetecido escribir un post sobre ello. No es una indirecta para nadie.
Yo no envío indirectas: 
o digo las cosas directamente, o cierro compuertas.

miércoles, 3 de octubre de 2012

La tienda de los suicidas

Compré este libro con ganas: había leído muy buenas críticas, hubo una temporada en que me lo cruzaba por internet, en revistas, en las librerías... Un exitazo, vamos.
Y no sé si es que está absolutamente sobrevalorado, si es que ha tenido la mejor campaña de promoción del mundo literario, o que yo he subido demasiado el listón (que tampoco me extrañaría: los 3 últimos libros que me he leído no los he comentado por aquí porque me han parecido flojuchos-flojuchos).

En el caso de "La tienda de los suicidas" debo decir que empezaba en un término medio: desde ahí podía subir mucho o bajar
mucho. Una pena que le diera por lo segundo. 

La temática elegida es peligrosa: pocos escritores (que yo haya leído hasta el momento, sólo Terry Pratchett) han conseguido tratar la temática mortuoria con gracia auténtica, el humor negro no es una herramienta fácil, y elegirlo puede hacernos triunfar o fracasar estrepitosamente, no suele dejar indiferente.
En este caso, la idea "base" me ha parecido simpática: con una buena dosis de talento y buen estilo narrativo, se podía sacar algo bueno de ahí.
Pero de estilo narrativo no me ha parecido que vaya sobrado, aunque haya escrito (y publicado) más libros a parte de éste: no suele ser una buena unidad de medida del talento literario... algún autor conozco con casi 10 libros en el mercado que deja mucho que desear...
Y en cuanto al talento... pues bueno: si lo tiene (que puede ser), mientras escribía este libro le abandonó. Quizá después lo haya recuperado, esto del talento va así...

También puede ser que, después de tanta promoción y buena crítica, esperaba muchísimo más de esta lectura. No esperaba un Dumas, ni mucho menos, pero sí algo ingenioso, con más "chicha".
Bueno: otro chasco a la colección.